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JUAN PABLO DE LUCA REPLICÓ AL INFORME DE FUNDAR POR DOS MEDIOS NACIONALES

El representante de la Municipalidad de Río Grande ante el FAMP-Fueguina dio a conocer el contenido de los artículos publicados en Perfil y Página 12, en respuesta al informe de la organización FUNDAR. Puso en valor la promoción fueguina ante los ataques al régimen, y además dio a conocer los proyectos que está impulsando el municipio con los fondos de ampliación de la matriz productiva. Además es autor de un libro publicado en conjunto con el Municipio de Río Grande y la Universidad Nacional de la Defensa, que se llama ‘Ciudad de la Soberanía, Río Grande-Malvinas la Construcción de la Argentina Bicontinental’. “Hay un trabajo impulsado por el intendente Martín Pérez, con el que venimos trabajando desde hace mucho tiempo. Las textiles no pueden estar afuera y ante estos ataques hay que mirar a nuestra promoción como una promoción económica e industrial. No podemos hablar de industria sin hablar de soberanía”, dijo el joven funcionario.

Río Grande.- El representante de la Municipalidad de Río Grande ante el FAMP, Juan Pablo De Luca, visitó los estudios de Radio Universidad 93.5 y Provincia 23 para dar a conocer parte del contenido de los artículos publicados en Perfil y Página 12, en respuesta al informe de FUNDAR sobre la promoción fueguina.

Además es autor de un libro publicado en conjunto con el Municipio de Río Grande y la Universidad Nacional de la Defensa, que se llama “Ciudad de la Soberanía, Río Grande-Malvinas la Construcción de la Argentina Bicontinental”.

Comentó que “con diferentes expertos publicamos esto que recopila las diferentes dimensiones de la soberanía” y, ante los ataques al régimen en particular de FUNDAR, observó que “no es la primera vez que nos critican. Esto se hace en el marco de un momento muy importante, que es la campaña presidencial y Tierra del Fuego siempre está en la agenda por cuestiones negativas. Si vienen inversiones, no son del país adecuado; si son del país adecuado, no tienen el agregado de valor que deberían. Por una cosa u otra nosotros somos un problema. Somos nosotros los que tenemos que hacer el esfuerzo para lograr explicar el valor de este lugar”, subrayó.

“Hay un trabajo impulsado por el intendente Martín Pérez, con el que venimos trabajando desde hace mucho tiempo. Las textiles no pueden estar afuera y ante estos ataques hay que mirar a nuestra promoción como una promoción económica e industrial. No podemos hablar de industria sin hablar de soberanía. El trabajo que publicó Fundar tiene alto nivel académico y lo dirige un doctor en Economía de Harvard, pero miran a la promoción desde una óptica muy acotada, muy fiscalista, sin tener en cuenta lo que sucede en el territorio. Es una mirada externa y no toman en cuenta el valor de estos espacios estratégicos”, cuestionó.

Respecto de los artículos en medios nacionales, dijo que “una de las publicaciones que salió en Perfil y en Página 12 se llama cuál es el valor de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, porque se ha quitado la idea de que el espacio tiene un valor. Fundar mira cómo se producen los televisores y le da lo mismo que estuviese en el cordón de Buenos Aires, cuando tiene una razón. Hay dos conclusiones centrales que no se difunden del informe, por un lado que nuestra industria reduce entre un 50 y un 60% los precios de televisores, celulares y equipos de aire acondicionado para todos los argentinos. Hacen una comparación con la paridad de importación, es decir que si se tuviesen que importar costarían un 50% más para todos los argentinos. Otra cuestión son los dólares, porque se necesitan más dólares para importar el producto final que para importar los kits para la fabricación local”, afirmó.

La reacción de Fundar no se hizo esperar y por Twitter hubo una cadena de cuestionamientos de la fundación al artículo publicado. “Tuvieron bastante réplica estos artículos, son dos, uno salió en diario Perfil y se titula ‘cuál es el valor de Tierra del Fuego’, y otro con OCIPEX, una organización de jóvenes profesionales que se dedica a las relaciones internacionales y tienen la mirada puesta en el Atlántico Sur y la Antártida. Con ellos sacamos una publicación muy larga, de 17 páginas, en contestación al informe de Fundar. A nivel nacional tuvo bastante repercusión y ojalá se pueda publicar acá a nivel local, porque son insumos que nos sirven para dar estas discusiones”, expresó.

“Este es mi tema desde que soy estudiante en Economía y me fui formando, la promoción económica y territorial. La promoción tiene 50 años y lo que yo termino publicando no es que lo descubrí yo, sino que lo que hago es recoger todas esas voces de los que vienen trabajando sobre el tema en Tierra del Fuego. Hace poco falleció Rodolfo Di Leo, históricamente el Director de Industria de Tierra del Fuego y en particular es un homenaje a su trabajo. Hay muchas personas que dejaron mucho con relación a la provincia y yo, que soy hijo de esa generación, de alguna forma soy hijo de la 19640 y venimos a rescatar la letra de todas las capacidades aprendidas, y plantear algo que venga a superar. Una de las miradas que tenemos es que solamente ocupamos el 3% de la provincia. Las capacidades instaladas deben poder ampliarse territorialmente. Se fue perdiendo la doble función de la 19640, porque por un lado está la función económica productiva que viene de la mano privada y también ayuda al Estado a ejercer la ocupación en el territorio. Es un territorio complejo, nos cuesta la vida en sí, y la idea es poder salir adelante. En Tierra del Fuego hay bastante consenso de lo que significa la promoción económica y territorial, y esa discusión también la tenemos que dar en ámbitos internacionales, porque hoy nuestra promoción depende mucho del ámbito nacional. Producto de esa pelea se logró una prórroga de 15 años, con posibilidad de 15 años más, a la que le faltan cosas, porque hay que incluir a los textiles y la legislación laboral, que tiene que ser mejor. Hay cosas que podemos discutir puertas adentro, pero puertas afuera tenemos que estar todos juntos. Si uno mira las grandes empresas industriales del país, no tienen un régimen de flexibilidad laboral como tenemos nosotros, y eso es un problema, porque es muy inestable para nosotros. Cuando nos pegan los ciclos económicos, nos pegan muy fuerte para el alza y para la baja. Somos un país bastante inestable y acá se traduce en más inestabilidad. En los últimos tres años tuvimos el índice de desempleo más alto de nuestra historia y ahora tenemos el más bajo. Eso es producto de condiciones que hay que ir modificando”, planteó.

Trabajo en el FAMP-Fueguina

Consultado sobre el trabajo como representante ante el fondo de ampliación de la matriz productiva fueguina, dijo que “el intendente me pidió dar esta discusión a nivel nacional y trabajar con los proyectos del FAMP, porque por primera vez se reinvierte en Tierra del Fuego parte de la facturación de las empresas. Hay un centralismo tal, que es difícil todo. En particular el intendente presentó un proyecto que tiene que ver con la ampliación y modernización de la infraestructura del parque industrial actual y también con el desarrollo de soluciones habitacionales en el barrio Vapor Amadeo. Con este fondo la idea es invertir en viviendas y en la competitividad del parque industrial. Es un proyecto bien concreto y, cuando se terminó de presentar, rondaba los 2 mil millones de pesos. Aparte de eso se está trabajando en otros proyectos y se está trabajando junto con las empresas. La 19640 es un instrumento de articulación público-privada. No en muchos lugares sucede esto de tener que hablar con las empresas para ver qué se hace y qué no. El FAMP es algo nuevo que se agrega y estamos articulando con las empresas en la inversión en el puerto, en la inversión agro productiva, en la inversión en un complejo ambiental; también en el tema del turismo, aunque cuesta un poco más, porque Río Grande tiene que hacer otra trayectoria. Nosotros tenemos un aprendizaje en la exploración y explotación shore y off shore del recurso hidrocarburífero que no existe en la Argentina, porque nosotros lo hacemos hace 40 años. Tenemos capacidades generadas en eso que se podrían desarrollar más a nivel local. Hay pequeñas y medianas empresas que se ven armando en términos de la provisión de esa actividad y el Estado tiene que dar una mano para que se generen”, sostuvo.

“El municipio está planteando la cuestión habitacional con otras dimensiones que no es generar la vivienda en sí misma, porque no tiene la capacidad y para eso está el IPV, que depende de la provincia. Hay otros problemas bastante graves que puede atacar el municipio en la cuestión habitacional. Una de las cosas es la baja densidad poblacional que tiene la ciudad, que está completamente expandida. Cuando uno recorre Río Grande ve muchos vacíos urbanos y eso no sucede en otras ciudades. Más allá de quiénes son los dueños de esos vacíos, lo que importa es que se hace una ciudad ineficiente. Le cuesta más llevar los servicios, que quedan cada vez más lejos y a la gente le cuesta más llegar a sus lugares de trabajo. Hoy se está buscando densificar las ciudades, crecer para adentro, para ser una ciudad un poco más compacta y eficiente”, concluyó.

Las notas en los medios nacionales

El artículo publicado por Lucía Fank, Doctora en Estudios Urbanos y Regionales; y Juan Pablo De Luca, candidato a Doctor en Ciencias Sociales, docente investigador de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, en el diario Perfil y en Página 12, cuestiona la separación de la economía de la política, “como asuntos e intereses no estrictamente relacionados, cuando en la práctica lo están”.

“Espacio, economía y política, son una tríada indisociable, trialéctica, en la producción y distribución territorial de valor. No son éstas dimensiones separadas, sino dinámicas articuladas dentro de un mismo proceso. La no incorporación de la dimensión espacial y los intereses en torno al territorio, es la razón central de la limitación en las miradas (predominantemente industrialistas) sobre el valor en disputa en la promoción económica-territorial de la provincia Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Sobre este punto nos proponemos en este artículo abrir algunas reflexiones”, señala.

Analiza las características del territorio, que está compuesto por tres regiones geográficas claramente delimitadas: la Isla Grande Tierra del Fuego, las Islas del Atlántico Sur (entre las cuales destacan las Islas Malvinas y el resto de los territorios reclamados) y el Sector Antártico Argentino. Entre las tres regiones la provincia comprende una superficie de más de un millón de kilómetros cuadrados, siendo la provincia más extensa de la Argentina.  A los espacios terrestres debemos añadir los espacios marítimos correspondientes.

Tiene en cuenta “las rigurosas condiciones climáticas, así como su emplazamiento bicontinental en el extremo sur del continente americano y en la península antártica, que implicaron un proceso de poblamiento con mayores dificultades que el resto del territorio nacional”.

En tercer lugar, destaca la localización que le dio a este territorio “una doble condición, periférica y estratégica, para el sistema económico-político global contemporáneo. Periférica, dada la lejanía con los centros de consumo globales y nacionales. Estratégica, por contar con las únicas conexiones marítimas interoceánicas naturales entre los dos océanos más extensos del mundo (Atlántico y Pacífico); por su accesibilidad excepcional al resto del continente antártico; y por su dotación aún conservada de bienes naturales”.

Haciendo una revisión histórica, expone que “hasta 1970 los intentos del Estado nacional por generar nuevas actividades en el extremo sur aún no habían provocado un crecimiento económico y poblacional suficiente. En el lado argentino de la Isla Grande de Tierra del Fuego, la región más poblada de la actual provincia, residían tan solo 13.000 habitantes, de los cuales el 50% eran extranjeros. En 1972, consciente del valor estratégico de estos territorios, el Estado nacional estableció sobre las tres regiones fueguinas un régimen especial fiscal y aduanero, expresado bajo la ley nacional número 19.640, que el año pasado cumplió cinco décadas de vigencia ininterrumpida. Éste estableció beneficios tributarios para las actividades que se desarrollaran dentro del ámbito de la jurisdicción fueguina. El contexto de implementación de esta política, fue una época marcada por cambios económicos y políticos globales, nacionales y locales. Por un lado, comenzaban a consolidarse los procesos de financiarización, transnacionalización y reestructuración productiva global, mientras que la geopolítica estaba centrada en la denominada ‘guerra fría’. Por otro lado, a escala local, los territorios fueguinos estaban atravesados por los conflictos territoriales con la República de Chile y con el Reino Unido, aún vigentes en la región de las Islas del Atlántico Sur y en las reclamaciones respectivas sobre la región peninsular del continente antártico”.

“Para impulsar la actividad local, el régimen fue dotado de un subrégimen de promoción industrial, que tuvo un gran impacto en el crecimiento productivo y demográfico a partir del año 1978. Desde ese momento, el subrégimen industrial, con sus ciclos de activación y desactivación relacionados a los ciclos políticos y económicos nacionales, fue el que concentró los recursos fiscales y políticos de la aplicación de la Ley 19.640. En su historia, el régimen económico territorial fueguino tuvo una doble función mutuamente complementaria: como dispositivo de regulación económica productiva, y como instrumento para el ejercicio territorial del Estado argentino sobre estos espacios estratégicos que, a partir de 1990, se constituyeron políticamente como la provincia más joven y la única bicontinental del país”, se remarca.

“A lo largo de los últimos cincuenta años, la promoción económica-territorial fueguina sobrevivió a múltiples embates, cambios y crisis locales, nacionales y globales. Con sus tensiones y falencias, puestas en discusión desde la década de 1980, continuó siendo un instrumento central en el desarrollo económico y poblacional, así como en la construcción de una identidad local centrada en la cultura del trabajo y la soberanía, elementos que interpelan directamente al valor espacial de estos territorios. Estos aspectos fueron retomados en los ámbitos ejecutivos en los momentos decisorios de cada una de sus prórrogas (1982; 1995; 2007 y 2021), las cuales también fueron acompañadas de debates con miradas disímiles en torno al valor de Tierra del Fuego AeIAS. En los debates a los que asistimos en la actualidad a escala nacional, subyacen a grandes rasgos dos tipos de argumentaciones, a favor y en contra, de la promoción fueguina. Del lado de los detractores aparece la cuestión del costo fiscal, es decir, del gasto que implica el mantenimiento de la actividad económica de la provincia. Esta posición limita la cuestión fueguina a su valor económico-cuantitativo. Del lado de los defensores, aparece fundamentalmente la dimensión social: ‘si sacás el régimen, no se queda nadie’. Para zanjar esta discusión, los detractores sostienen de forma simplista que convendría darle el dinero del gasto promocional directamente a la gente”.

Alude directamente al informe de la organización Fundar “Hacia una transformación productiva posible en Tierra del Fuego”, que “ahonda sobre la dimensión fiscalista de la promoción fueguina y propone una reconversión contemplando la dimensión social, localizada únicamente en la Isla Grande de Tierra del Fuego. Lo que nuevamente se deja de lado aquí es el fundamento génesis del régimen mismo: la dimensión territorial, es decir, el valor estratégico de estos espacios, junto a los recursos y actores allí presentes, con sus intereses y estrategias en pugna. Entre los errores comunes a la hora de abordar la cuestión fueguina, encontramos al menos tres grandes temas. En primer lugar, la visión parcial o desterritorializada, en la cual la provincia es problematizada de a partes. Por un lado, la Isla Grande de TDF con eje central en la problemática industrial; por otro lado el Atlántico Sur y sus islas, como una problemática geopolítica; y finalmente la Antártida, como una problemática científico-diplomática. Esta visión sectorizada limita el abordaje territorial, y con ellos sus posibilidades de integración y desarrollo inter e intra regional. En segundo lugar está la visión industrialista sobre la problemática fueguina. Mientras se habla reiterativamente sobre el costo fiscal que implica el subrégimen de promoción industrial en la Isla Grande de TDF, otros países avanzan con la pesca, el turismo, la logística y la ocupación militar y científica en el Atlántico Sur y la Antártida, con una mirada puesta en las ganancias patrimoniales futuras. Desde un abordaje territorial, el futuro de TDF AeIAS no puede ni debe reducirse a la discusión económico industrial. Es necesario impulsar seriamente una nueva agenda, que incluya sus potencialidades y limitaciones en términos de recursos productivos, así como sus particularidades históricas, culturales y de escala. En tercer lugar está la visión externa, donde actores que tienen gran injerencia sobre la economía política provincial, no están localizados en Tierra del Fuego AeIAS. Ello, además de significar una pérdida de sensibilidad geográfica, ha implicado también una pérdida de sensibilidad sociocultural y ambiental respecto del territorio que está en el centro del debate. El patrimonio natural y cultural construido a lo largo de la historia de estos territorios, es parte de una identidad propia que no puede subestimarse a la hora de la definición de un futuro local. Se debe jerarquizar la opinión y decisión de los habitantes fueguinos, no sólo en términos fiscales, sino como un pueblo que habita, trabaja y que ha desarrollado a lo largo de su historia capacidades de mirarse a sí mismo y de elegir un proyecto propio de desarrollo para sí”.

“El desafío de las próximas décadas no es recortar los estímulos de la ley 19.640 porque su objetivo ‘está cumplido’, sino, por el contrario, evaluar cómo se pueden potenciar estas capacidades para lograr avanzar en el desarrollo territorial sobre todas las regiones de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. La última prórroga del subrégimen industrial establecida en 2021 avanzó en este sentido, buscando impulsar actividades que integren territorialmente las regiones fueguinas del Atlántico Sur y la Antártida, con la virtud de incluir en la discusión a diferentes actores locales. Aún con sus limitaciones, es un paso que debe ser justamente considerado”, finaliza el informe, que insta a “reflexionar en torno al valor real de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur”, para “evaluar mejor los ‘costos’ que significa su desarrollo como política de Estado”.

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