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El hombre que nunca se fue de Río Grande

Roberto Cordero Pinilla fue dos veces titular del Consulado chileno en Río Grande, como Cónsul cuando Tierra del Fuego no era provincia aún y como Cónsul General, respectivamente. Entusiasta de la integración binacional, promovió innumerables encuentros y actividades entre chilenos y argentinos, pero el logro más destacado es haber impulsado ACHER, una sede propia para que sus compatriotas se sientan contenidos en la identidad y puedan afianzar lazos de integración con los argentinos. “Tuvimos una época muy rica en integración”, resaltó. Pese a la distancia, sigue vinculado a Río Grande interesado de las vivencias de su querida asociación. 

Río Grande (Ramón Taborda Strusiat).- Roberto Cordero Pinilla nació en el hospital ‘Enrique Deformes’, en el barrio El Almendral de Valparaíso, el 4 de junio de 1948. Ese hospital fue demolido a raíz de los graves daños causados por el terremoto del 3 de marzo de 1985. En ese lugar ahora se yergue el enorme edificio sede del Congreso Nacional de Chile.

Desde niño siempre quiso conocer mundo, otras culturas y es así que comenzó su carrera diplomática en la Academia Diplomática ‘Andrés Bello’, dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, en 1976. “Ahí comencé mis primeros pasos en la diplomacia y después estuve trabajando en el Ministerio de Relaciones Exteriores durante los dos años que teníamos que hacer, y luego fui destinado a Honduras donde estuve prestando servicios durante cinco años; me tocó una época muy complicada del 80 al 85, para después regresar a Santiago a desempeñarme en la Dirección de Planificación y a otros trabajos administrativos”, contó don Roberto.

Luego fue destinado a Barcelona, en España “y de ahí me dijeron que me trasladaban a Río Grande, en Tierra del Fuego. Como en Barcelona era amigo del Cónsul argentino, le pregunté cómo era Río Grande y me explicó que no había muchos caminos, que había tantos taxis, tantos colectivos, en fin, me dio una imagen de Río Grande como era en ese momento”.

De todos modos, “cuando llegué a Río Grande me encontré con una ciudad mucho mejor de lo que me había descrito el Cónsul que parece que no tenía todos los antecedentes del momento. Esa fue mi llegada a Río Grande cuando Tierra del Fuego era todavía Territorio Nacional y dependía del Gobierno nacional argentino. Cuando estaba en Río Grande justamente se transformó en Provincia. Por lo tanto, para mi fue un hecho histórico haber estado en ese momento sirviendo a Chile en Río Grande”, recordó.

“Mis primeros tiempos lo viví con (Esteban) ‘Chiquito’ que era Intendente y sus asesores y mantuve una muy buena relación en lo referente al trabajo consular y también con la colonia chilena que en esa época no logró conformar una asociación bien definida, propiamente tal. Después regresé a Santiago, donde me desempeñé en la Dirección General Consular y posteriormente me destinaron a Río Gallegos donde estuve cinco años y ahí también fue muy entretenido con respecto al trabajo consular”, agregó.

Don Roberto continuó diciendo: “Después volví a Santiago donde estuve destinado a la Dirección de Medio Oriente y África donde me destinaron a Egipto donde estuve un tiempo, luego volví a Santiago. Desde allí me destinaron nuevamente a Río Grande, un Río Grande diferente al que yo había dejado; me encontré con una ciudad con grandes avenidas, con muchas calles pavimentadas. Totalmente diferente y para mi fue reencontrarme con las amistades de antes y a empezar a desarrollar ese trabajo. Fui muy bien recibido por supuesto por las autoridades municipales -estaba el intendente (Jorge) Martín-, de las cuales tengo muchos recuerdos”.

 

Nace ACHER

 

En ese contexto, “se fueron dando muchas situaciones, me dije, llego por segunda vez, tengo la posibilidad de hablar con mis amigos de la Municipalidad y me hice la pregunta qué fue primero, el huevo o la gallina y dije: el huevo, porque era partir de cero. Me dije: acá hay que tener un terreno que permita consolidar a la colectividad chilena”.

“Así fue como conversé con el Intendente y sus asesores quienes entendieron y emitieron una resolución de cesión de un terreno de mil metros cuadrados en el lugar donde actualmente está ACHER, lo cual lo agradecí mucho la cesión de ese predio para construir el centro chileno.

“Dije, el huevo ya rompió la cáscara -prosiguió-, tuve mis primeras conversaciones con Lisardo Barría, un chileno muy chileno entre todos los que hay en Río Grande, y me dijo: ‘Cónsul, yo lo apoyo y tenemos que hablar con Eddie Vargas. Fuimos a hablar con Eddie Vargas y a él le gustó el proyecto, ya tenían mil metros cuadrados y lo primero que teníamos que hacer era darle forma a una asociación bien transparente, se buscó a un tesorero que fue Balcazar y también se sumaron las señoras que empezaron a colaborar y así se formó ACHER, un centro chileno con personería jurídica y todos los documentos”.

“Pero, me pasaron un papelito que necesitaban 2.800 metros porque querían construir una sede un poco más grandes porque era muy poco. Afortunadamente la Municipalidad entendió nuestro proyecto, se le expuso todo el dibujo arquitectónico como corresponde y así fue creciendo y empezamos a trabajar. El primer trabajo fue duro porque hubo que rellenar unos tres metros de altura y era un trabajo que se hacía todos los domingos con los chilenos que ponían sus camiones para el transporte de áridos, maquinaria que disponían los argentinos. Fue un lindo trabajo de relleno y una tarea mancomunada donde participó toda la sociedad y los chilenos por supuesto poniendo su trabajo y yo con ellos ahí”.

Posteriormente, ya teniendo el terreno, “empezamos a visitar a algunas personalidades empresariales y nos empezaron a ayudar, más los aportes que hacíamos nosotros, más los trabajos que hacían las señoras, como ventas de empanadas, exposiciones en las ferias ganaderas ya que la Asociación Rural de Tierra del Fuego nos facilitó un espacio para poder vender nuestros productos y así fuimos creciendo. Unos decían yo regalo las puertas otros yo pongo los clavos y otros yo pongo los ladrillos. Con lo recaudado de las actividades se fue comprando el cemento, también nos ayudó Sevillano, asimismo Cacho que en paz descanse, desde la sociedad rural y así fuimos construyendo de a poco y todavía nos falta por construir”.

Don Roberto Cordero Pinilla también integró el Rotary Club Isla Grande colaborando con muchas actividades para la comunidad.

“ACHER propiamente, comenzó a desplegar un sinnúmero de actividades sociales y culturales para darse a conocer y empieza a integrarse dentro de la sociedad de Río Grande. Se hace el primer logo, que es el que actualmente tiene, y con orgullo lo digo porque lo diseñó mi hijo (Rolf Cordero Adaro) que es diseñador gráfico y tuvimos colaboración del Gobernador de Porvenir en ese momento, Roberto Álvarez, quien nos ayudó a hacer nuestro estandarte y mucha gente se fue prendiendo con este proyecto, el cual sigue creciendo, no solo en lo material, sino también en lo social y en lo humano”.

Justamente las imágenes periodísticas testimonian el término del relleno del terreno de ACHER, “un gran trabajo de unidad, chilenos y argentinos, un año de faena todos los fines de semana, no parábamos, las señoras preparaban la comida y almorzamos en el suelo. Grandes todos los que colaboraron con esta magna obra, se incluye a aquellos que no aparecen en las imágenes”, destacó.

En ese sentido, al volver a ver esas fotos históricas, don Roberto dijo: “me traen grandes recuerdos para el Intendente Martín, para el Secretario de Gobierno Rafael Nacarato, para el entonces Secretario de la Producción Gustavo Melella y muchos otros que confiaron en nuestro proyecto”.

 

Intercambios culturales binacionales

 

Roberto Cordero Pinilla fue un entusiasta de los eventos culturales, deportivos, sociales y empresariales celebrados entre los dos países.

“Hay muchas cosas que son históricas, por ejemplo, el Gran Premio de la Hermandad del que me tocó compartir y me tocó iniciar el Primer Raid Náutico entre Chile y Argentina en la zona de Tierra del Fuego y ese raid náutico duró muchos años, no se si se seguirá haciendo todavía. También me tocó iniciar el Primer Encuentro de la Tercera Edad entre el Hogar de Día de Río Grande y los hogares de Porvenir y creo que se siguen haciendo, aunque estos dos años con la pandemia no creo; pero incluso fue creciendo esto y se ha mantenido”, recordó emocionado.

Añadió que “también el Primer Encuentro de Mujeres Empresarias que realizamos en Punta Arenas; asimismo, el Primer Encuentro de Periodistas que iniciamos en Punta Arenas también, encuentros comerciales, entre las cámaras de comercio, sin considerar la parte oficial que eran los Comité de Frontera que ahora se llaman Comité de Integración que el primero en sí después de su inauguración, se hizo en Río Grande”.

El entrevistado tuvo especial recuerdo a muchas mujeres, como doña María Hernández, del Conjunto Folklórico Raíces y Hermandad, ya fallecida, “quien nos acompañó siempre en las festividades públicas, en las fiestas en ACHER, en el Consulado. En fin, donde iban ellos siempre llevaban la alegría de la música chilena. Mis recuerdos para ella, que en paz descanse. También, la señora Carmen Cumín, quien fue la que impulsó a que juntos hiciéramos el Primer Encuentro de Adultos Mayores con el Hogar de Día y la gente de Porvenir; asimismo, mi recuerdo para la señora Juanita Salinas, una mujer llena de alegría y chilenidad y que siempre estuvo apoyando a la agrupación de chilenos que se reunían. Que en paz descansen las que he nombrado”.

En el mismo sentido reconoció a Elvira Soto, “una mujer muy chilena en la forma de actuar en las fiestas, bailaba y le encantaba ir a los 18 de Septiembre, incluso yo fui el padrino de matrimonio de ella. Son muchas mujeres a destacar, pero quise recordar a ellas porque fallecieron. Hicieron un gran aporte a la integración entre Chile y Argentina y eso es destacable”.

 

 

Mensaje a los connacionales

 

El dignatario chileno no dejó pasar la oportunidad para saludar a sus connacionales en Tierra del Fuego. “Primero, siento un enorme orgullo haber sido Cónsul y Cónsul General de Chile en dos oportunidades. La primera vez, cuando Tierra del Fuego era Territorio Nacional y la segunda cuando ya era la Provincia número 23. En ambas oportunidades me correspondió mantener una excelente empatía con mis compatriotas chilenos”, compartió.

Confió que la segunda gestión al frente de la legación chilena, “es la que marcó un paso importante de nuestra unidad con la relación del pueblo argentino, que desde sus comienzos abrió pasos a una relación cultural bilateral intensa. El chileno es agradecido de las oportunidades que la Provincia de Tierra del Fuego le ha brindado; pero el chileno también ha sabido responder a ese abrazo mutuo; no solo se han incrementado las relaciones matrimoniales y sus respectivos herederos de este enriquecimiento en las personas, sino también, la población chilena supo responder a la población de Río Grande en su desarrollo, en lo cultural y en lo económico”.

“De esto -continuó- es que felicito a todos mis compatriotas, por su compromiso y lealtad con Chile y Argentina. Los riograndenses sepan que soy parte de ese compromiso que siempre diré con mucho orgullo que fui Cónsul General de Chile en Río Grande”.

 

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