El contador y magíster Ramón Gallardo defendió con argumentos técnicos y políticos la adhesión de Tierra del Fuego al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones. Sostuvo que, sin esa herramienta, la provincia quedará fuera del mapa de las inversiones estratégicas por al menos una generación.
Río Grande.- Con una exposición cruda sobre las limitaciones del subrégimen industrial fueguino, Ramón Gallardo advirtió que el RIGI no es una amenaza sino la última ventana para diversificar la matriz productiva, atraer capital genuino y generar empleo sostenible en un contexto de apertura económica.
Una defensa sin eufemismos
Durante el programa “La mañana de la Tecno”, que se emite por Radio Universidad 93.5 MHz, el contador y magíster Ramón Gallardo realizó una de las defensas más completas y explícitas del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) que se hayan escuchado en el ámbito fueguino. No lo hizo desde una consigna ideológica, sino desde un diagnóstico estructural: Tierra del Fuego no puede crecer con las herramientas que hoy tiene.
Gallardo, presidente de la Cámara Fueguina de la Madera -CAFUFAMA- , integrante de FAIMA y de la mesa chica de la Unión Industrial Argentina -UIA-, partió de una premisa clave: el rechazo al RIGI no suele basarse en un análisis profundo del régimen, sino en desinformación, temores históricos y una lectura incompleta del impacto real que tendría su aplicación en la provincia.
“El problema es que el vecino no conoce el RIGI, y lo que no se conoce genera miedo”, sintetizó.
Qué es el RIGI y por qué existe
El Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones es una herramienta nacional diseñada para atraer capitales de gran escala —nacionales y extranjeros— mediante estabilidad jurídica por 30 años, incentivos tributarios, cambiarios y aduaneros, y reglas claras que no puedan ser alteradas por cambios de gobierno.
El corazón del régimen, explicó Gallardo, no está en la exención total de impuestos —que no existe— sino en la previsibilidad:
* Impuesto a las Ganancias del 25%.
* Respeto irrestricto de las condiciones vigentes al momento de la inversión.
* Posibilidad de recurrir a arbitraje internacional ante conflictos.
* Libre disponibilidad progresiva de divisas por exportaciones.
* Amortización acelerada de inversiones, y,
* Eliminación de restricciones para el giro de dividendos.
“El inversor sabe que lo que se le promete hoy no se lo van a cambiar mañana. Esa es la diferencia con todo lo que tenemos acá”, remarcó.
Un mapa de oportunidades que Tierra del Fuego sí tiene
Lejos de tratarse de un régimen extractivo sin valor agregado —una de las críticas más repetidas—, el RIGI apunta a ocho sectores estratégicos, de los cuales Tierra del Fuego puede desarrollar al menos siete:
1.- Foresto–industria.
2.- Turismo.
3.- Energía (renovable y no renovable).
4.- Petróleo y gas.
5.- Minería.
6.- Tecnología avanzada (IA, nanotecnología, industria aeroespacial, defensa, medicina)
7.- Infraestructura logística y portuaria-
8.- siderurgia (es la única que queda fuera del alcance provincial).
Las inversiones mínimas son de 200 millones de dólares, salvo en petróleo y gas, donde ascienden a 600 millones. Además, el régimen exige que al menos el 20% de la inversión se destine a proveedores locales, promoviendo el desarrollo de economías regionales, y que el 40% del capital comprometido se ejecute dentro de los primeros dos años.
“No es capital financiero especulativo. Es inversión real, con empleo, obra y proveedores locales”, subrayó Gallardo.
El subrégimen fueguino: un sistema agotado
Uno de los tramos más duros de la entrevista fue el diagnóstico sobre el estado actual del subrégimen industrial fueguino. Según datos citados por Gallardo, el 85% del empleo industrial depende de la electrónica y de un puñado de productos: celulares, televisores, microondas y aires acondicionados.
A esto se suma:
* Una presión fiscal nacional superior al 50%.
* Costos logísticos extremos.
* Tasas municipales e impuestos distorsivos.
* Una apertura importadora que reduce aranceles sin corregir las asimetrías internas.
“Competimos pecho al aire contra productos que vienen con armadura”, graficó.
Además, recordó que desde hace más de 20 años no se autoriza el ingreso de nuevas empresas al subrégimen industrial, porque los proyectos dependen de la aprobación del Estado nacional. En ese contexto, el régimen fueguino no solo no crece, sino que se achica.
Recursos naturales sin inversión ni infraestructura
En cuanto a los recursos naturales, Gallardo fue igual de contundente: sin puerto, sin logística competitiva y sin estabilidad normativa, no hay valor agregado posible. La madera, la turba, la pesca y otros recursos se exportan en estado primario o directamente no se explotan.
“La famosa industrialización nunca llegó porque nadie invierte donde no hay previsibilidad”, afirmó, recordando que él mismo tiene una fábrica cerrada desde hace seis años.
Por qué el RIGI es clave para la provincia
Para Gallardo, la discusión no es ideológica sino práctica: sin RIGI, Tierra del Fuego queda fuera del radar inversor. El régimen industrial no admite nuevos proyectos, los hidrocarburos dependen de autorizaciones nacionales y los recursos naturales carecen de escala.
“El RIGI no garantiza que vengan inversiones, pero no adherir garantiza que no venga ninguna”, sentenció.
Además, aclaró un punto central del debate:
* Los fueguinos seguirán exentos de impuestos nacionales por la Ley 19.640.
* Las empresas que ingresen vía RIGI sí tributarán Ganancias, generando recaudación coparticipable y regalías provinciales.
Una decisión política impostergable
Gallardo cuestionó que el proyecto de adhesión duerma en la Legislatura y pidió, al menos, un debate serio. Recordó que 19 provincias ya adhirieron, que Ushuaia lo hizo a nivel municipal, y que el régimen vence el 8 de julio de 2026, con pocas chances de prórroga.
“No se trata de una lluvia de inversiones. Se trata de no cerrar la última puerta que nos queda”, concluyó.
La discusión sobre el RIGI expone, en definitiva, una tensión de fondo: aferrarse a un modelo que se achica o animarse a redefinir la matriz productiva fueguina con reglas nuevas, duras, pero estables. El tiempo, esta vez, juega en contra.

















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