El club rotario organizó un campamento de integración para jóvenes en intercambio y firmó la documentación para la próxima etapa del programa; el proyecto educativa —de alcance internacional— apuesta a formar “embajadores culturales” entre 15 y 18 años.
Río Grande.- El Rotary Club Río Grande realizó recientemente un encuentro de integración con estudiantes de intercambio y sus familias en Tolhuin, en una jornada que combinó actividades de convivencia, firma de documentación y la tradicional camaradería rotaria. La iniciativa fue relatada por Carlos Clark, presidente del club, y por Alejandro Ascar, Oficial de Intercambios de Jóvenes de Rotary (Youth Exchange Officer), responsable local del programa de intercambios en Tierra del Fuego.
Según Clark, el club cuenta este año con tres jóvenes alojados en familias de Río Grande, otro en Ushuaia y varios estudiantes visitantes procedentes del exterior. Además del intercambio en curso, el equipo de intercambio ya completó la documentación para la temporada 2026–2027, gestionando las plazas ante Rotary Internacional y el distrito correspondiente.
“Fue un día fantástico: hicimos un campamento, compartimos con las familias y aprovechamos para firmar todos los formularios para los chicos que se van de intercambio en el futuro”, dijo Clark. El dirigente destacó que en 2025–2026 el grupo recibido estuvo conformado íntegramente por chicas, aunque en otras ediciones suelen combinarse ambos géneros.
Un programa de largo alcance y reglas claras
El programa de intercambios estudiantiles de Rotary tiene carácter internacional y está pensado para alumnos de secundario de entre 15 y 18 años. Los intercambios suelen durar 11 meses, con obligación de asistencia a la escuela del país anfitrión y una inmersión real en la vida familiar y comunitaria.
Ascar explicó que el programa funciona sobre la base de contrapartida: “Rotary envía un alumno y recibe a otro”, y las familias anfitrionas adquieren el compromiso de cuidar al estudiante “como si fuera su hijo”, con responsabilidades que abarcan desde la cobertura de seguro y estipendio hasta el cumplimiento de normas migratorias y de vacunación cuando corresponde.
“El protocolo es estricto: visas (cuando hacen falta), planes de vacunación, análisis de casos alimentarios o de salud y la garantía de un entorno seguro. Rotary Internacional y el distrito supervisan y estandarizan esos procedimientos”, precisó Ascar.
Más que turismo: formación y liderazgo
Los dirigentes coincidieron en que la experiencia va más allá de un mero viaje: es una experiencia formativa que potencia la comprensión cultural y promueve habilidades de liderazgo. “La esencia del programa es que los jóvenes se integren culturalmente y funcionen como embajadores de nuestra cultura en otros países”, dijo Ascar. Clark agregó que muy a menudo los participantes terminan desempeñando roles de liderazgo en sus comunidades años después.
Los estudiantes que llegan participan además en actividades comunitarias organizadas por el club, como campañas de prevención de salud o tareas ambientales, articulando así la dimensión educativa con el servicio comunitario que caracteriza a Rotary.
Logística y participación comunitaria
El club destacó el valor de las familias anfitrionas y del equipo de consejeros que acompaña a los jóvenes: selección, preparación, seguimiento y resolución de incidentes forman parte del trabajo diario del programa. Clark recordó también que el coste del expediente de intercambio (seguros, gestión, gestiones migratorias, etc.) está a cargo de las familias y que el club acompaña financieramente según los casos y recursos locales.
Antes de despedirse, los referentes indicaron que las inscripciones y las consultas para interesados en participar o en recibir a jóvenes se canalizan a través del Rotary Club Río Grande y su equipo de intercambio.





















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