Los veteranos de la Guerra de Malvinas Alberto Ante, Daniel Collazo y René “Cachorro” Aguilar compartieron una velada con el Decano de la UTN fueguina, Mario Félix Ferreyra, y el Vicedecano Francisco Javier Álvarez. Entre recuerdos de combate, anécdotas de vida y reconocimiento académico, renovaron el vínculo entre la universidad y quienes defendieron la soberanía argentina en 1982.
Río Grande.- La noche del pasado viernes 22 de agosto tuvo el peso de lo irrepetible. Tres hombres que alguna vez fueron jóvenes soldados, con el miedo y el coraje a flor de piel en las Islas Malvinas, se encontraron con dos referentes de la Facultad Regional Tierra del Fuego de la Universidad Tecnológica Nacional (FRTDF – UTN) para revivir historias que duelen y enorgullecen. Alberto Ante, Daniel Collazo (ambos Veteranos de Guerra Tecnológicos) y René “Cachorro” Aguilar, veteranos de la guerra, compartieron una velada junto al decano Mario Félix Ferreyra y el vicedecano Francisco Javier Álvarez, en el marco del Día del Veterano de Guerra Tecnológico.
La reunión no fue solo un encuentro de camaradería. Fue, sobre todo, un homenaje: un puente tendido entre la universidad, la memoria y la gratitud.
Acompañaron el encuentro los ingenieros Gustavo Tielens y Demian Ferreyra; el licenciado Fabio Seleme, el Dr. Daniel Ferreyra, entre otros integrantes de la UTN fueguina.
Alberto Ante: “El reconocimiento nos dignifica”
“Para nosotros es importante ser reconocidos. Somos técnicos universitarios recibidos en esta casa y eso nos llena de orgullo”, expresó Alberto Ante, quien agradeció el permanente apoyo de la UTN.
Collazo coincidió en que la relación con la universidad les dio una nueva dimensión a sus vidas. Recordó con emoción el acto en el Centro Cultural Kirchner, en Buenos Aires, cuando la UTN entregó diplomas honoríficos a los veteranos tecnológicos. “Ese día guardamos en el corazón la certeza de que no estábamos solos, de que nuestro esfuerzo como estudiantes y como combatientes era valorado”, relató.
Alberto Ante fue uno de los primeros en tomar la palabra. Con serenidad, agradeció a la UTN fueguina y en particular al ingeniero Ferreyra por mantener viva la memoria de los veteranos tecnológicos:
“Siempre nos tiene en cuenta y para nosotros eso es importante. Ser reconocidos nos dignifica. No se trata solo de recordar lo que vivimos en Malvinas, sino de sentir que nuestra formación profesional, que logramos con esfuerzo en esta universidad, también es parte de nuestra identidad como veteranos”, afirmó.
Ante valoró la posibilidad de haberse recibido en la UTN tras la guerra: “Muchos de nosotros volvimos con dolores y heridas difíciles de sanar, pero la universidad fue un espacio que nos dio otra oportunidad: la de crecer, la de aprender y la de aportar desde el conocimiento técnico al país que defendimos en 1982”.
El recuerdo de Daniel Collazo: “Cada logro académico fue una victoria después de la guerra”

La noche del pasado viernes 22 de agosto tuvo el peso de lo irrepetible. Tres hombres que alguna vez fueron jóvenes soldados, con el miedo y el coraje a flor de piel en las Islas Malvinas, se encontraron con dos referentes de la Facultad Regional Tierra del Fuego de la Universidad Tecnológica Nacional (FRTDF – UTN) para revivir historias que duelen y enorgullecen.
Por su parte, Daniel Collazo recordó con emoción el acto en Buenos Aires, cuando la UTN les entregó diplomas de reconocimiento. “Fue un momento muy especial, que guardamos en el corazón. No solo por lo que significaba para nosotros como ex combatientes, sino porque fue la confirmación de que nuestra lucha por estudiar y recibirse no fue en vano”, relató.
Collazo subrayó el rol de la Municipalidad de Río Grande en articular las carreras que les permitieron capacitarse: “Detrás de cada título había noches de desvelo, de esfuerzo, de compatibilizar trabajo, familia y estudios. Haber llegado a la meta fue una alegría enorme. Después de la guerra, cada logro académico fue también una victoria personal y colectiva”.
Al final del encuentro, volvió a hablar y dejó una reflexión: “Hoy no vinimos solo a compartir un asado. Vinimos a compartir nuestra historia, nuestras anécdotas y también nuestro dolor. Pero sobre todo a compartir la certeza de que fuimos parte de una causa justa y de que seguimos siendo parte de esta comunidad que no nos olvida”.
El testimonio único de René “Cachorro” Aguilar
Entre las historias, emergió la voz de René Aguilar, conocido como “el Cachorro”, quien pasó a la historia por haberse casado en Malvinas durante la guerra, el 9 de junio de 1982. “Fue un hecho simbólico, un testimonio de que había una gobernación argentina en Puerto Argentino”, recordó.
Aguilar integró el batallón antiaéreo de la Infantería de Marina, cuya misión era proteger la pista de aterrizaje en Puerto Argentino. Allí combatió contra aviones y helicópteros británicos, soportando los intensos bombardeos navales. Relató también cómo fueron parte de la operación que adaptó un misil Exocet para ser disparado desde tierra, acción que dejó fuera de combate al destructor británico HMS Glamorgan. “Fue la técnica y la ciencia puestas al servicio de la Patria”, subrayó.
Cuarenta días de combate, quince de ellos como prisionero de guerra, marcaron para siempre su vida. “Perdimos compañeros, pero cada soldado cumplió un rol fundamental para sostener la defensa”, dijo con solemnidad.
La universidad y la memoria
El decano Mario Ferreyra explicó que el reconocimiento a los veteranos tecnológicos nació en la Facultad Regional Buenos Aires de la UTN, impulsado por el licenciado Alejandro Escomparín, y que luego fue adoptado por las distintas facultades del país. “Lo más valioso es que la universidad fue a buscarlos para que completaran sus estudios, pese al dolor y los recuerdos de la guerra. Muchos volvieron, se graduaron y hoy son profesionales y docentes”, destacó.
Ferreyra recordó también el origen del Parque de los Combatientes de Malvinas en Río Grande, inaugurado en 1986. “Ese mástil principal está en el punto exacto que une el eje de la pista de aviación con la costa. Fue trazado como un símbolo, como un lugar de encuentro y memoria. Hoy es un espacio central para los homenajes en toda la provincia”, explicó.
Un lazo de gratitud y esperanza
La velada fue más que un homenaje: fue un espacio de afecto compartido. Hubo anécdotas, risas y silencios cargados de memoria. Estuvieron presentes el dolor por los compañeros caídos, el orgullo de haber servido a la Patria y la satisfacción de sentirse reconocidos por una institución académica que los abraza como parte de su historia.
“Ser soldado no es prepararse para matar, sino para proteger la vida: la de tus amigos, tu familia y tu nación”, concluyó Ferreyra, visiblemente conmovido.
Esa frase quedó flotando en el aire, como una síntesis de lo que significa Malvinas en el corazón de los fueguinos: una herida abierta, un legado imborrable y una causa que une a generaciones enteras.

El decano Mario Ferreyra explicó que el reconocimiento a los veteranos tecnológicos nació en la Facultad Regional Buenos Aires de la UTN, impulsado por el licenciado Alejandro Escomparín, y que luego fue adoptado por las distintas facultades del país. “Lo más valioso es que la universidad fue a buscarlos para que completaran sus estudios, pese al dolor y los recuerdos de la guerra. Muchos volvieron, se graduaron y hoy son profesionales y docentes”, destacó.
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