En el marco del 104° aniversario de la ciudad de Río Grande, el Diario El Sureño destacó la figura del ingeniero Mario Ferreyra, de quien señala que “emerge como un pilar fundamental en su crecimiento”. Llegado en 1980, este ingeniero químico y en petróleo se convirtió en un motor de desarrollo, dejando su impronta en obras públicas, la política, la educación universitaria y el fomento de una matriz energética propia, un legado de más de cuatro décadas de compromiso con la comunidad fueguina.
Río Grande.- La historia de Mario Ferreyra en Río Grande es la de una vida dedicada al desarrollo y la transformación. Tras graduarse como ingeniero químico y en petróleo, llegó a la ciudad el 17 de enero de 1980, con apenas 30 años, para iniciar su carrera en YPF.
Allí, su trabajo como ingeniero de proceso, encargado del transporte y almacenamiento de petróleo y gas, lo conectó rápidamente con la realidad energética de la región. Durante la Guerra de Malvinas en 1982, su labor en logística fue por demás destacada, supervisando la producción petrolera en apoyo a las tropas.
Sin embargo, el impacto de Ferreyra trascendería el sector petrolero. En diciembre de 1983 dio un giro hacia la función pública, asumiendo como secretario de Obras Públicas de la Municipalidad de Río Grande bajo la intendencia de Esteban ‘Chiquito’ Martínez. Durante esta gestión se concretaron proyectos emblemáticos como la Casa de la Cultura, la Plaza de los Onas y la avenida Juan Perón. Su gestión fue clave en la expansión de las redes de agua, cloacas y gas, vitales para el rápido crecimiento poblacional que experimentó la ciudad a partir de la apertura del parque industrial por el presidente Raúl Alfonsín a fines de 1984. La construcción de la avenida Perón, utilizando escombros para ganar terreno a la costa, es un ejemplo de su visión para expandir la urbe.
Tras un período como concejal en 1986, donde impulsó ordenanzas como la creación del Parque Combatiente de Islas Malvinas, regresó a la Secretaría de Obras Públicas en
1987 y 1988.
De la política al legado educativo
La trayectoria de Mario Ferreyra no se limitó a la gestión ejecutiva. Como concejal, también promovió el reconocimiento a los Caídos en Malvinas, una iniciativa que, según recordó, buscaba honrar el valor de los soldados más allá de las decisiones políticas de la época.
Su compromiso político lo llevó a ser Convencional Constituyente de la Carta Magna de Tierra del Fuego en 1991 donde, si bien celebró la creación de la provincia, también expresó frustraciones por la falta de visión en áreas como la infraestructura portuaria, la matriz energética y la industrialización, puntos que aún considera destacados para el desarrollo fueguino.
No obstante, uno de los legados más significativos de Mario Ferreyra es su contribución a la educación superior en la provincia. En 1986, a pedido de los estudiantes, asumió la dirección de la Unidad Académica de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) en Río Grande. Recordó que la UTN fue creada para satisfacer la demanda de técnicos en las industrias locales y, bajo su liderazgo, las carreras evolucionaron de ser auxiliares
a licenciaturas e ingenierías plenas. Fue Director hasta 1998 y luego Decano hasta la actualidad, enfrentando desafíos y expandiendo la oferta académica con carreras como Ingeniería Química, Ingeniería Pesquera, Ingeniería Electromecánica y colaboraciones en Derecho, Contador Público y Psicología en colaboración con la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) mediante un convenio que ya tiene más de 20 años.
La adquisición y adaptación del Offen Plaza en 1996 para albergar la creciente demanda estudiantil, fue otro gran logro bajo su gestión. A la fecha, la UTN ya ha graduado a
unos 2.300 profesionales, entre ingenieros, licenciados y técnicos, un testimonio de su visión.
A sus 76 años, Mario Ferreyra reflexiona sobre una vida profundamente arraigada en Río Grande junto a su esposa, Isabel. Estimó haber contribuido a la creación de empleo para alrededor de 1.500 personas y sigue activo en temas de ciencia y tecnología a nivel nacional, enseñando sobre nuevas energías.
Mirando al futuro de la ciudad en su 104º aniversario, Ferreyra insiste en la urgencia de un puerto en Río Grande y una mejor infraestructura energética, abogando por el aprovechamiento del potencial provincial en energía térmica, eólica y fotovoltaica.
Su vida es un claro ejemplo de que la dedicación individual puede moldear el destino de toda una comunidad.
Fuente: Diario El Sureño.
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