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Esposas, pensionadas e hijos de policías retirados de Tierra del Fuego alzaron la voz con un mensaje de fin de año cargado de dignidad, hartazgo y esperanza. Denuncian seis meses sin percibir haberes, aguinaldos impagos y una dirigencia política que —aseguran— ha optado por la indiferencia. “La única lucha que se pierde es la que se abandona”, advierten.

Río Grande.- “Siempre hacia adelante; la única lucha que se pierde es aquella que se abandona”. Con esa frase como bandera, esposas, pensionadas e hijos de policías retirados de Tierra del Fuego hicieron público un mensaje de fin de año que trasciende lo personal y se instala de lleno en el debate político e institucional de la provincia.

El reclamo es concreto y urgente: desde hace seis meses no perciben sus haberes, a lo que se suma el incumplimiento en el pago de los dos aguinaldos correspondientes al ejercicio 2025. Sin embargo, lejos de resignarse, las familias aseguran que continúan firmes en la defensa de sus derechos, aun cuando —según expresan— enfrentan la indiferencia de quienes deberían representarlos.

El mensaje apunta directamente a la dirigencia política y a las autoridades vinculadas al sistema previsional. “Nos dirigimos a quienes se arrogan el título de políticos, pero poseen la admirable destreza de ignorar las necesidades y los atropellos que padecen los policías retirados”, sostienen, con un tono que mezcla indignación y lucidez.

Las familias recuerdan que sus esposos y padres fueron policías territoriales, pioneros y protagonistas del nacimiento de la Policía Provincial. “Orgullosos de ser el origen de la institución”, remarcan, y señalan que ese legado no puede ser borrado por gestiones que —a su entender— han vaciado de contenido el concepto de servicio público.

En ese sentido, cuestionan una lógica política centrada en cargos, elecciones y sillones de poder, pero desvinculada de resultados reales. “Parece que para algunos la ardua tarea de ocupar una silla, ganar una elección o integrar un directorio previsional agota toda vocación de servicio”, afirman, y recuerdan que el liderazgo verdadero exige transparencia, legalidad y respuestas concretas.

También subrayan el contraste entre los discursos oficiales y la realidad que viven. Mientras algunas autoridades celebran contar con “la policía más sana de la Argentina”, las familias advierten que esa fortaleza institucional fue sembrada por los policías territoriales, hoy relegados. “Es una pena que la gestión actual parezca más interesada en la cosecha propia que en cuidar esa semilla”, denuncian.

El documento critica duramente lo que describen como una política convertida en espectáculo: promesas reiteradas, derechos desmantelados y sacrificios exigidos siempre a los mismos. “No se puede representar a nadie eliminando los derechos que garantizan la subsistencia”, expresan, y agregan que la representación pública no puede ser un acto de prestidigitación donde los derechos desaparecen mientras los sueldos jerárquicos se multiplican.

Pese al escenario adverso, el mensaje no se cierra en el desaliento. Por el contrario, las familias aseguran mantener intacta la esperanza. Confían en que el año 2026 marcará un punto de inflexión, con la restitución de los derechos vulnerados y la intervención de la Justicia. Esperan que los responsables asuman las consecuencias de sus actos y respondan —dicen— “con la misma generosidad que han tenido para con sus propios intereses, pero esta vez desde su propio peculio”.

El reclamo, firmado por esposas, pensionadas e hijos de policías retirados de Tierra del Fuego, no solo interpela a las autoridades actuales, sino que deja una advertencia clara: la dignidad no prescribe, la memoria institucional no se borra y la lucha continúa mientras haya derechos por recuperar.