Por Jorge Lechman
En comisión se debatió el acuerdo para que YPF deje los yacimientos convencionales en Tierra del Fuego y transfiera la explotación de los campos maduros a la empresa estatal Terra Ignis Energía S.A. No es un tema técnico para pocos: es una decisión que puede impactar en la Provincia por años, por lo que implica en términos ambientales, económicos y estratégicos.
En ese marco, se advirtió que el esquema que se pretende transferir arrastra un déficit anual de $119.800 millones (aprox. USD 80 millones). Y además sigue abierta la discusión sobre el pasivo ambiental que deja la salida de YPF: qué se remedia, cómo, con qué plazos y quién asume los costos reales.
Por eso hice una pregunta directa a los directivos de YPF y no respondieron:
si dejan pasivo ambiental y déficit, ¿por qué se quedan con la planta de ORION?
Mientras la Provincia quedaría con la carga de los campos maduros, YPF conservaría un activo clave. Como dije en comisión:
“Mientras nos dejan el perro muerto, se quedan con el corderito. Porque se llevan algo central en Tierra del Fuego: la caja. Me refiero a la planta de ORION, que abastece combustible a toda la actividad turística y también al conjunto de los fueguinos. Es un negocio estratégico y permanente”.
En esa línea, sostuve que la Provincia debería haber puesto este punto en el centro de la negociación desde el inicio, porque la planta de ORION puede modificar por completo la ecuación económica del acuerdo: no se puede hablar de un traspaso “completo” si se omite lo que mueve el corazón comercial del abastecimiento.
Lo que pedimos es simple: claridad, información completa y decisiones responsables. Tierra del Fuego no puede asumir lo más pesado sin saber con precisión cómo queda definido todo lo estratégico.
Jorge Andrés Lechman es Legislador Provincial por el Bloque Somos Fueguinos.

















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