Un Ford K gris fue captado por cámaras rurales cuando salía de la zona de San Pablo con el baúl entreabierto y chorreando sangre sobre el ripio. El vehículo no solo atravesó el puesto policial fantasma ubicado en la intersección de la ruta A y la ruta 3, sino que siguió su marcha dejando un rastro de sangre por toda la traza, en dirección a Tolhuin o Río Grande, sin que ningún control lo detuviera. Lo llamativo del caso es que nadie se alarmó, pese a que el vehículo podría haber transportado cualquier otra cosa.
El hecho ocurrió el 28 de septiembre, entre las 18.18 y las 19.46. El Ford K gris oscuro, patente JRA 902, ingresó por la ruta A con el baúl cerrado y salió menos de dos horas después con el portón trasero entreabierto, dejando ver restos con tonos café y blanco, propios del pelaje de una vaca Hereford descuartizada.
Las cámaras de una estancia registraron toda la secuencia, mientras personas que circulaban por el lugar aseguraron haber visto el vehículo avanzar con el baúl entreabierto y chorreando sangre sobre el ripio, sin que nadie lo detuviera. “Pasó adelante de todos, a plena luz, con sangre cayendo al camino, y no hubo reacción de nadie”, señaló un testigo que llamó a la Policía pero nunca obtuvo respuesta.
El contraste entre el tamaño del auto y la magnitud del hecho volvió la imagen todavía más grotesca. “Era un Ford K… un autito chico. No entra ni una bicicleta y estos tipos llevaban una vaca”, comentó un habitante del lugar entre la sorpresa y la indignación.
El puesto policial se encuentra en la intersección de la ruta A con la ruta 3, donde debería existir un control de tránsito y seguridad. Pero, según los lugareños, allí no hay controles, ni presencia estable, ni patrullaje alguno.
No solamente atravesó el puesto fantasma, sino que el auto continuó su recorrido chorreando sangre por toda la ruta 3, en dirección a Tolhuin o Río Grande, sin que ningún control lo parara. Lo insólito es que nadie se alertó, pese a que podría haber sido cualquier otra cosa goteando desde el vehículo.
En toda la ruta A se repiten los hechos de robo de ganado, faenas clandestinas y caza indiscriminada de guanacos. “Nos están dejando solos. Los que trabajan dentro de la ley no tienen respaldo. Los delincuentes entran y salen cuando quieren”, comentaron algunos lugareños, hartos de la falta de respuestas.
A esto se suma el avance de las usurpaciones en los alrededores de la ex hostería de San Pablo, donde los ocupantes cortan alambrados, levantan casillas y ocupan terrenos sin intervención de ninguna autoridad. “Esto es tierra de nadie. Entre los usurpadores, los borrachos que manejan por la ruta y los robos de animales, la zona está completamente abandonada”, resumió una persona del lugar.
Se dio aviso a la Policía y a funcionarios de Recursos Naturales, pero hasta el momento no hubo respuestas ni medidas visibles.
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