Lucila Apolinaire, presidente de la entidad rural fueguina, advirtió sobre las graves consecuencias económicas y comerciales que generó la resolución 460 del SENASA, que debilitó la barrera sanitaria patagónica y ya provocó la suspensión de exportaciones hacia Chile. Reclama un plan serio y sostenido para que toda la Argentina alcance el estatus libre de fiebre aftosa sin vacunación.
Río Grande.- La reciente decisión del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), que flexibilizó la histórica barrera sanitaria patagónica contra la fiebre aftosa, encendió las alarmas entre los productores de Tierra del Fuego y el resto de la región. Lucila Apolinaire, presidente de la Sociedad Rural fueguina, calificó la medida como “intempestiva y mal gestionada”, y advirtió que sus consecuencias “ya son palpables: Chile dejó de comprar carne y animales en pie, y nuestra competitividad internacional se ve seriamente amenazada”.
“Este estatus libre de aftosa sin vacunación no se logró de un día para el otro: son más de treinta años de trabajo conjunto, y en Tierra del Fuego además tenemos un diferencial porque somos libres de brucelosis y tuberculosis bovina”, destacó Apolinaire en diálogo con FM del Pueblo. “Nosotros no estamos en contra de la integración nacional, pero esta resolución, tomada sin los debidos procesos administrativos y sin consulta a los productores, nos hizo retroceder gravemente”.
La dirigente explicó que la barrera sanitaria patagónica no solo protegía a los mercados de exportación, sino que también era una referencia internacional: “Hasta junio, Brasil no era libre de fiebre aftosa sin vacunación, ahora lo es. Bolivia también avanzó, Paraguay dejará de vacunar el año que viene y Chile lo logró hace años. En lugar de retroceder, Argentina debería estar planificando para que todo el país alcance este estándar”.
Impacto económico y comercial
Apelando a ejemplos concretos, Apolinaire alertó que la medida “ya nos dejó fuera del mercado chileno, que era un socio estratégico: compartimos frontera, historia comercial y hasta infraestructura de exportación”. Desde el 5 de agosto, ese país dejó de comprar carne y animales en pie a la Patagonia, al desconocer el nuevo estatus sanitario. “Esto no es una amenaza futura, es una realidad presente”, subrayó
La presidenta de la Sociedad Rural advirtió que el perjuicio podría ser aún mayor a fin de año, cuando comience la temporada de faena y exportación de corderos: “Hoy no tenemos ventas porque es invierno, pero si no se revierte, vamos a perder mercados en un momento clave”.
Exigen un plan nacional sostenido
Apelando a la responsabilidad del gobierno nacional, Apolinaire remarcó: “Hay una ley de erradicación de la fiebre aftosa en Argentina. Lo que falta es decisión política para aplicarla. No se trata de una tarea imposible: Brasil, Bolivia y Chile lo lograron con planificación, muestreos graduales y políticas sostenidas”.
La medida cautelar que suspendió parcialmente la resolución del SENASA tiene un plazo inicial de 30 días, tiempo en el que se esperan negociaciones y eventuales apelaciones. “Lo lógico sería sentarse todos en una mesa, reconocer que fue un error, derogar la resolución y trabajar para que todo el país mejore su estatus, en lugar de perjudicar a quienes cumplimos durante décadas”, planteó.
Otras amenazas: los perros asilvestrados
Además de la cuestión sanitaria internacional, Apolinaire advirtió sobre otra problemática que golpea a la producción ovina: los perros asilvestrados. “Estamos viendo jaurías de hasta 22 animales atacando a vacunos y ovinos. Esto genera pérdidas enormes y limita nuestra capacidad de producir carne y lana para generar empleo e impuestos”, denunció.
Si bien algunos establecimientos incorporaron perros protectores de ganado, reconoció que se trata de una inversión costosa y no siempre suficiente. “Llevamos más de 15 años implementándolos, pero el problema persiste porque las superficies son muy grandes y no hay un plan integral”, agregó.
Por último, dijo que “la Sociedad Rural de Tierra del Fuego insiste en que la producción patagónica no puede sostenerse en medio de medidas improvisadas y falta de coordinación público-privada. “Los productores hacemos nuestro trabajo: producir. Pero la sanidad y las decisiones comerciales son responsabilidad del Estado. Necesitamos reglas claras, previsibilidad y acompañamiento para no perder lo que tanto nos costó conseguir”, concluyó Apolinaire.
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