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“El Hogar de Ancianos San Vicente de Paul está muy agradecido con la comunidad”

La presidente de la Comisión Directiva del Hogar de Ancianos San Vicente de Paul, Rachel de Apolinaire, expresó el agradecimiento institucional a las distintas instancias públicas, asociaciones y comercios privados y a particulares por el permanente apoyo a este asilo que fue fundado en 1974 en Río Grande. “La idea es que pasen bien sus últimos años, como debe ser, con mucho cariño”, destacó sobre los internados.

Río Grande.- En diálogo con Radio Universidad 93.5 y Diario Provincia 23, Rachel de Apolinaire, fue consultada sobre el hogar de ancianos San Vicente de Paul.

“Es una institución privada y la de Río Grande una de las tantas que tiene San Vicente de Paul en la República Argentina”, introdujo la presidente.

Agregó que “San Vicente de Paul es bastante interesante como obra porque es de gestión no solamente como hogar de ancianos porque en el resto del país gestiona muchas cosas, como colegios, alguna universidad, algún hogar específico y gestiona también el puerto viejo de Mar del Plata donde están los barcos. Es decir, es muy amplio el espectro de actividades que gestiona”.

Explicó que salvo el continente africano, la obra de San Vicente de Paul “está en todo el mundo” y que “en lugares como Brasil, gestiona muchos hospitales. Es básicamente de gestión”, insistió.

Rachel contó que “en Río Grande está desde 1943, al principio lo integraban damas Vicentinas, mujeres de la ciudad como la esposa del gerente de La Anónima, la esposa del gerente del Banco Nación, las hermanas Roberts que una de ellas fue después la mamá de ‘Nany’ Finnochio y empezaron a hacer obras como las Vicentinas”.

Agregó que “en 1974 abrieron en Río Grande el primer hogar de ancianos, se vio la necesidad de que muchos señores, terminaban su vida de trabajo y no tenían familia y eran muy vulnerables, así que ese fue el objetivo de fundar el hogar”.

“Siembre se actuó en el mismo lugar, en Ameghino 666 y es una casa, no fue construido con criterio moderno de un hogar, pero a través de los años esa casa se fue adaptando. Son casi todos dormitorios medianos, muchos tienen baños privados, tienen un buen living comedor y nosotros fuimos incorporando cosas, por ejemplo, hace unos años se agrandó el invernáculo, se hizo un aula; en un momento dado tuvimos una maestra que enseñaba a leer y a escribir a los que quisieran. Ahora pasó a ser la sala de fumar porque hay algunos residentes que les gusta hacerlo”, relató la entrevistada.

Resumió que el hogar “se ha ido reciclando. Durante la pandemia, donde estuvo todo cerrado prácticamente, pudimos recuperar un departamento que había atrás y se hicieron dos muy buenos depósitos y a raíz de eso acabamos de terminar -gracias a una donación muy importante que nos ha hecho el Club Social- porque necesitábamos en un depósito tener estanterías y percheros para que se cuelgue la ropa y se ordene todo para que fuera mucho más cómodo, como si fuera en un negocio. Después, en otro depósito nuevo que pudimos hacer, es para guardar todos los insumos que siempre. Posteriormente pudimos incorporar una sala nueva para reuniones. Todo eso se ha hecho en estos dos últimos años”, destacó.

Justamente la Comisión Directiva envió una nota de agradecimiento a sus pares del Club Social por esta donación de 95 mil pesos para la concreción de un perchero de hierro, con doble estante que cubre dos paredes de uno de estos depósitos.

“El Hogar de Ancianos San Vicente de Paul está muy agradecido con la comunidad”, DIJO Rachel de Apolinaire.

Rachel recordó que en los últimos años se han hecho importantes obras para la infraestructura del hogar, como las obras nuevas de gas y el cambio de todo el sistema de iluminación eléctrica al sistema LED, “también se incrementó la calefacción y hemos ido pintando, arreglando con ayuda de la comunidad y de los gobiernos”.

Explicó que “es un hogar de ancianos, no un instituto de salud. Generalmente cuando uno ingresa, generalmente son autoválidos porque si tienen alguna patología complicada no es para San Vicente de Paul acá en Río Grande, porque no lo podríamos atender”.
Recordó que los internados pueden salir a la calle a caminar. “El más joven que hemos tenido es de unos setenta años y el más mayor, de 99. Como toda persona mayor, se levantan temprano y también se acuestan temprano. Casi todos tienen en sus cuartos un televisor, y después en el living hay uno grande y también hay un TV en el comedor. EL Hogar es como cualquier casa, hay que pintar y arreglar algo siempre”.

Apoyo oficial

Sin embargo, “tenemos un médico que desde hace muchos años nos acompaña y que está siempre listo al otro lado del teléfono. Él viene cuando lo llamamos; también el Hospital Regional Río Grande nos brinda servicios y casi todos los señores que están en el hogar tienen la obra social del PAMI y en esto debo destacar que cuando el intendente Martín Pérez estuvo al frente del PAMI vio la realidad del Hogar y realmente se portó bárbaro y ahora el Municipio también está colaborando mucho, en forma excelente”, valoró Rachel de Apolinaire.

Cabe destacar que este hogar, debido a su infraestructura, solo admite adultos mayores varones. “Cuando a mí me convocaron desde Buenos Aires para tratar de ordenar el Hogar, hubo una intervención bastante larga de más de un año, la llamé a Elba Nimer para encarrilarlo un poco; no es culpa de nadie sino que a veces se desorganiza como en toda institución que tiene sus altos y bajos. Ahí nos encontramos que el Gobierno provincial tenía a cargo a algunos de los que trabajan en el Hogar -cuidadoras y maestranzas- y en la gestión nuestra decidimos que teníamos que hacer una contraprestación, así que se firmó un convenio con el Gobierno provincial en donde la obra de San Vicente de Paul hace capacitación de cuidadores domiciliarios bajo la consigna de un médico, de un enfermero y estos cursos se están haciendo periódicamente para preparar a los que se capacitan”.

Agregó “esto es en lo que nos acompaña el Gobierno, con este personal. El Municipio de Río Grande nos acompaña muchísimo en este momento, con un refuerzo también. En el caso del médico, el enfermero y cualquier otro gasto, lo asumimos nosotros; el PAMI paga hotelería para los que están afiliados. PAMI tiene un sistema en todo el país que paga el alojamiento de quienes no tienen en dónde estar y ese fue un convenio que se volvió a trabajar y se pudo lograr”, ponderó.

Asimismo destacó que el Hogar “tiene un lavadero grande, de tamaño industrial prácticamente, y es operado por este personal que mencioné”.

También “el Patronato envía personas que tienen que cumplir horas de servicio y lo cumplen y siempre hay alguien que pinta, entonces le damos la pintura. Es un sistema buenísimo. Hay mucha gente que han cumplido con este deber, pero al tiempo vuelven de visita”.
También, “tenemos una amiga, Elba Matovski, quien se había jubilado pero hace más de diez años se apareció por el Hogar y quería contribuir una vez por semana con una picada y es así que todos los viernes, salvo en la época de la cuarentena, hay una picada. Ella pone la picada y desde el hogar ponemos alguna otra cosita y a eso de las 18:30 hacemos una linda juntada. Es como el brochecito de la semana. También tenemos otros acompañamientos, alguien que toca la guitarra, otros que cantan y también hay chicos que van a jugar al truco. También va el padre Iván quien da misa cada tanto. Hay un acompañamiento permanente y además, los internados sienten al Hogar como su casa y literalmente es así, por eso no queremos invadirlos más de lo necesario. Ellos salen, van y vienen, hacen su vida, si bien hay algunos que hay que cuidarlos más. Aquí es donde cobra relevancia el trabajo del personal del Gobierno provincial como el refuerzo de la Municipalidad porque hay gente a las que hay que bañar y cambiar y la verdad que este personal es de lujo”, destacó.

Acompañamiento del comercio y la comunidad

También Rachel de Apolinaire agradeció el permanente apoyo del comercio y de la comunidad en general. “Por ejemplo, La Anónima aporta leche fresca todos los meses; el kiosco Alianza; el Mercado de la Costa, Marme, DIARCO, El Príncipe, Celentano (la parte de almacén), Pinturería Tres Colores, la Importación Sur (Sur Importación); Farmacia Austral del señor Valera; la Farmacia del Pueblo donde participa mucho ‘Nando’ San Juan y Marilú y también del sector rural siempre hay gente acompañando, como Jorge de las Carreras y Cristina Goodall, ella por ejemplo, todos los 8 de diciembre llega al hogar para hacer el árbol de Navidad con algunos de los chicos”.

Contó que “la comisión no se pude reunir todos los meses porque uno está en Ushuaia, otro en Tolhuin y se nos hace difícil, pero desde la Obra entienden que trabajemos así”.

Sobre el destino del comodato de un predio a beneficio de la Sociedad San Vicente de Paul de la República Argentina en Tierra del Fuego, Rachel contó que “fue cedido en comodato por 50 años con la idea de hacer un hogar grande, interesante para la población de Río Grande o donde fuera dentro de la Isla. En el año 2017 llegué hasta el Ministerio de Acción Social de la Nación; tenían interés y no podían creer que en Tierra del Fuego no hubiera un lugar de ancianos grande. Pero lamentablemente San Vicente de Paul no tiene un capital suficientemente grande como para encararlo y quedó un poco en stand by. La gente de San Vicente de Paul de Buenos Aires sabe perfectamente que hace falta un hogar de esta magnitud, pero no tienen el capital suficiente y nosotros acá en Río Grande tampoco. Funcionamos gracias a estas ayudas que mencioné, no es una cosa en donde sobre el dinero, estamos siempre al límite y más de una vez tuvimos que pedir a la comisión que colaboren un poquito más”.

Agregó que “por más que logremos una infraestructura semejante, tendríamos que contar con personal capacitado porque no cualquiera está preparado para atender a personas mayores, hay que tener cierta complejidad”, dijo y cito como ejemplo que “una vez tuvimos una persona con Alzheimer y tuvimos que pedir que lo lleven a otro lugar. La Isla todavía no tiene esa infraestructura. Se que en Ushuaia están avanzando con algo así, pero hay recomendaciones de que estos hogares no deben ser grandes. Nosotros, con este pequeño hogar, estamos dando respuestas con mucho cariño en un hogar lindo”, concedió.

La Comisión Directiva

Además de Rachel, integran la Comisión Directiva la vicepresidente ‘Nany’ Finnochio, Rogelio Antista, Emilio Sáez de la Panadería La Unión; el Dr. ‘Pepe’ González de Rolito (quien es el médico que da las capacitaciones), además tenemos el médico de cabecera que es el Dr. Gustavo Tello, siempre presente; Miguel Caro -quien está en Ushuaia ahora-, Pedro López, Mabel Jacobs -quien es la Secretaria-, Esteban ‘Chiquito’ Martínez, Benigno ‘Coco’ Sevillano y Claudio Ricciuti, tenemos un equipo desde todos los sectores de la sociedad. Lamentablemente algunos se van, fallecen y por eso vamos incorporando. Nunca pedimos nada fuera de lugar”.

En este sentido recordó a Diego Navarro, “quien fue vicepresidente y en su momento nos regaló un equipo de calefacción central que todavía no lo hemos tenido que instalar, pero ahora estamos a punto de hacerlo”.

“Somos todos de bajo perfil, en estos 16 años que esto en el Hogar debe ser la primera vez que piso una radio. Invité a ‘Nany’ y a Mabel que me acompañen, pero me dijeron que venga yo nomás”, confió.

Breve reseña de Rachel de Apolinaire en Tierra del Fuego

Rachel llegó a Tierra del Fuego el 4 de febrero de 1967. “No había muchos habitantes en ese tiempo. Vine por absoluto azar. Yo había terminado el ingreso a una universidad inglesa en Buenos Aires y resulta que en mi colegio, que era muy bueno, muy prestigioso por la enseñanza de la lengua inglesa y necesitaba de una chica que enseñara a practicar ese idioma a unos chicos. Fue mi directora la que me propuso para enseñar a una familia con la que me entrevisté, pero lamentablemente me dijeron que se iban por cuatro meses y no me podían llevar. A la semana mi directora me llama nuevamente y me dice que hay una familia que tienen que ir a Tierra del Fuego y necesitan a alguien que les ayude a las chicas porque sino no podían ingresar a ese colegio porque les faltaba para entender el nivel de Inglés; eran de la familia Menéndez Behety. Entonces mis padres se juntaron ellos y vieron que era una cosa seria. Me pasé un mes en Mar del Plata con esta familia, que estaba casada desde hace muchos años y no podían tener hijos, así que llené el lugar como una hija mayor. La verdad que la pasé bárbaro ese mes, de día íbamos a la playa, hablar en inglés, dictado, y por la noche íbamos al teatro con Marucha y Pafoi y en febrero me tocó hacerlo en Tierra del Fuego. Yo tenía que hablarles en inglés y al final entraron al colegio”.

“Fue en María Behety, yo llegué el 4 de febrero y el 5 conocí a Juancho Apolinaire, fue un flechazo, él era cadete en esa estancia. Resulta que había varios cadetes y habían hecho una apuesta para ver quién se levantaba a la gringuita que venía a enseñar inglés y ganó Juancho. Cuatro años más tarde nos casamos. En esos tiempos de noviazgo, él era muy respetuoso y no quería llamar, en ese tiempo había un teléfono a magneto en la estancia. Eran épocas que había que pedir con mucha antelación un llamado de teléfono a ENTEL. El encargado de la telefónica era un señor que iba con su citroneta a las estancias a avisar que a tal día y hora iban a llamar por teléfono”.

“En esos tiempos podían hablar todos juntos. Cada estancia tenía su tono particular, María Behety tenía dos rings largos y uno corto, pero lo podían escuchar en Los Flamencos y San Julio y escuchaban todos. Además esa línea estaba enganchada con (Estancia) José Menéndez para arriba, entonces podían escuchar y hablar veinte personas juntas”, agregó.

“Antes era distinto, no había comunicaciones, todo funcionaba a leña y algo de gas; todas las mujeres de mi edad nos acordamos como teníamos que descongelar el tuvo de gas con una pava de agua caliente, pero como había muy poquito, no hervía la pava”, recordó.
Sobre la vida social, Rachel contó que “por ahí nos juntábamos algunas familias, íbamos a una estancia y pasábamos el día. Los hombres hablaban de ovejas, obviamente, las mujeres hablaban de los chicos. Era todo muy familiar, siempre había un matrimonio en cada casa de las estancias”.

Recordó que su esposo, el extinto Juan Carlos Apolinaire “se fue de la Estancia María Behety a fines de 1983, estuvo desde 1965. No es que María Behety le quedara chico, sino que quería hacer otras cosas que no se lo permitieron y es así que se independizó y siguió con el campo”.
Cabe recordar que ‘Juancho’ Apolinaire fue intendente de Río Grande en esos tiempos, cuando se armó el conflicto bélico por las Islas Malvinas. También tuvo preeminencia diez años antes por la promoción industrial, la Ley 19640 que hace pocos días cumplió 50 años de vigencia.

“Juancho estuvo tres años de Intendente de Río Grande y en esos tiempos se hacían muchos chistes graciosos por su condición de ganadero. El cómo llegó a ser Intendente fue algo muy divertido. Resulta que los Menéndez en ese momento, siempre fueron muy serviciales a los gobiernos de turno y cuando vino por primera vez el Capitán Suárez del Cerro (Gobernador de Tierra del Fuego) lo recibieron en la Estancia María Behety con un almuerzo y justamente Fernando Menéndez, el padre de Fernando, María José y Carola, le dice: ‘- Señor Capitán, cualquier cosa que usted necesite de parte nuestra, le damos una ayuda, lo que usted diga.’ Entonces Suárez del Cerro le dijo: ‘- Bueno, me lo llevo a Apolinaire de Intendente.’. Casi se murió pobre Fernando porque fue lo último y preguntó si era un chiste y le dijo que no, que era cierto. Resulta que Suárez del Cerro ya venía con el nombre de Juan Carlos desde Buenos Aires, no supimos por qué. Estuvo de Intendente desde 1981 hasta 1983”.

“Después de las Malvinas hubo un parate y Juan dijo que no podía hacer algunas cosas que quería hacer y por eso renunció”, agregó.
“Su sucesor fue Heraclio ‘Lalo’ Lanza, después estuvo pocos meses Marcolini y posteriormente vinieron las elecciones que ganó ‘Chiquito’ Martínez”, comentó.

Rachel es la primera de la familia en nacer fuera de Inglaterra, nació en Brasil. “Yo noto que hay una tercera generación de fueguinos que tienen mucho arraigo por esta tierra. Las cosas no se hacen de un día para el otro, sino que lleva mucho tiempo y esfuerzo”, finalizó diciendo.

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